Angelica Kauffmann, nacida en Suiza y establecida en Italia, es conocida por sus retratos, escenas históricas y mitológicas que combinan una meticulosa atención al detalle con una sensibilidad emocional profunda. Su obra no solo refleja las elegancias del Neoclasicismo, sino que también desafía las convenciones de su época, abriendo camino para las mujeres en el arte. Su participación en importantes academias y exposiciones le permitió dejar una huella duradera en el mundo artístico.
Pasó su juventud colaborando y viajando con su padre, el pintor Joseph Johann Kauffmann, por toda Suiza, Austria e Italia. Con 15 años, Angelica Kauffmann, ya trabajaba independientemente ejecutando retratos. En 1762, al estar en Florencia, donde entró en contacto con los círculos artísticos ligados a las corrientes neoclásicas, comenzó a estudiar escultura clásica. Al siguiente año, 1763 se trasladó a Roma, foco por excelencia de las teorías del neoclasicismo. En 1765 fue nombrada miembro de la Academia de San Lucas.
pesar de que continuó pintando retratos durante toda su vida, también realizó pintura de historia, un género tradicionalmente vetado a las mujeres por los prejuicios que existían a que éstas estudiaran anatomía, problema de Kauffmann evitó ya que se instruyó a través de la escultura clásica en vez de con modelos naturales.
Se trasladó a Venecia, donde estudió la obra de Tiziano y sus contemporáneos, allí entró en contacto con Lady Wentworth, la mujer del embajador de Inglaterra, quien la animó a visitar el país. En 1766 viajó a Inglaterra, donde residió hasta 1781. Londrés era entonces el segundo gran centro, después de Roma, del Neoclasicismo, y allí se convirtió pronto en una pintora de gran reputación, siendo, en 1768, uno de los miembros fundadores de la Real Academia de Arte. Durante su estancia en Inglaterra trabajó principalmente como retratista, pero también realizó diseños decorativos para interiores de edificios neoclásicos, especialmente para las construcciones de Robert Adam.
Regresó a Italia en 1781. Durante los siguientes años su obra alcanzó su más alto grado de madurez:
Virgilio Leyendo La Eneida a Augusto y Octavia (1788) en San Petersburgo, en el Ermitage.
Y la otra obra es Hero y Leandro, en una colección privada alemana. A la vez que realizó encargos para las cortes más importantes de Europa, continuó mandando pinturas a Inglaterra.
Autorretrato (1870 – 1875) Museo del Hermitage, San Petersburgo
Destaca por la armonía en su totalidad sin estridencias, la ligera melancolía de la expresión y una sonrisa enigmática.
The Sorrow of Telemachus (1783) Óleo sobre lienzo 83 x 114 cm MET
Kauffmann, a diferencia de las pintoras de su época, se negó a realizar solo retratos y naturalezas muertas, y se entregó a pintar composiciones, no solo de historia, sino también de género que en su época era tenido por el más prestigioso. La sociedad inglesa, en la que desarrolló su máxima fortuna artística y personal, siguió prefiriendo los retratos a los grandes temas de historia. Alcanzó gran consideración con sus retratos alegóricos, en los que caracterizaba a su clientela como personajes históricos o como dioses de la mitología clásica. Durante los últimos años de su vida recibió numerosos honores, convirtiéndose en una de las artistas más célebres y afamadas del momento.
Enero, 2025
Mikey Rico
Copyright © 2024, THE ARTISTS ARCHIVE by Mikey Rico